Indika: fe, confusión y puzzles en clave Lynchesca

Indika: fe, confusión y puzzles en clave Lynchesca

Hace unos cuantos meses, en una de mis tantas recorridas por la tienda de Xbox en búsqueda de ofertas, me encontré con una imagen bastante llamativa: sobre un fondo amarillo, una joven monja es aparentemente objeto de burlas de otras compañeras de avanzada edad. Rostros en blanco y negro con expresiones muy marcadas caracterizan el cover de este juego independiente titulado Indika. Al ver esta imagen que de por sí genera cierta incomodidad, decido ver el tráiler, que con un estilo gráfico fotorrealista muestra lo que parece ser una historia protagonizada por una joven monja, donde el narrador se pregunta: ¿es una comedia? ¿Es un drama? Con estas incógnitas, acompañado por un precio en oferta de menos de mil pesos, decidí comprarlo sin adentrarme mucho más en lo que el juego me iba a brindar y creo que ésta es la mejor forma de abordar la experiencia.

Indika es un videojuego que cuánto menos conozcas de él al sentarte frente a la pantalla, mucho mejor. Por lo que no voy a ahondar demasiado en cuestiones de la trama o en descripciones que puedan arruinar la aventura.

Odd Meter, el estudio a cargo de este juego fue fundado en Moscú, donde se comenzó a desarrollar la obra. Sin embargo, el trabajo fue finalizado en su nueva sede en Kazajistán. Según afirma el director del juego y fundador del estudio, Dmitry Svetlow, los temas tratados por Indika transitan una delgada línea que puede llevarte a la persecución penal en Rusia. Esta situación se vio agravada para ellos luego del inicio de la guerra con Ucrania. El apoyo de la Iglesia Ortodoxa Rusa como reclutadora de feligreses para enviar al conflicto, y la tensión de los temas tratados por el juego con la institución, llevaron a que el equipo de 16 personas decida exiliarse a Kazajistán donde trasladaron al estudio por completo y finalizaron el juego.

Los temas que toca Indika están íntimamente vinculados a la filosofía y sobre todo a las disquisiciones sobre la existencia o no de Dios. Cuestionamientos morales, el libre albedrío y su compatibilidad con las creencias religiosas, son algunos de los temas que aparecen como contenido de las conversaciones que se dan en el juego. Indika es el nombre de la joven monja protagonista, la que recibe la tarea de salir del convento para entregar una carta al padre Herman en el monasterio de Danilov. El juego transcurre en una Rusia de finales del siglo XIX, aunque algunos escenarios oníricos hacen dudar de cuánto hay de ficción en la construcción de los ambientes. La aventura consiste en acompañarla durante esta travesía, en la que se topa con un joven criminal condenado que acaba de escapar de un tren que llevaba prisioneros y que afirma haber hablado con Dios. 

El juego podría calificarlo como un Walking Simulator en tercera persona, pero es bastante más que eso. Las cinemáticas, que como el resto del juego poseen una calidad fotorrealista bastante sorprendente para un estudio chico como este, se ven acompañadas de secuencias de exploración, plataformas, conducción, persecuciones y sobre todo de distintos puzzles ambientales. Ninguna de estas secciones se destaca demasiado y todas podrían ser objeto de alguna crítica, sin embargo, en conjunto hacen de la obra algo orgánico que no aburre en ningún momento y que una vez que te atrapan, hacen que la historia fluya.

Los puzzles ambientales son lo mejor del gameplay. Se trata de obstáculos que hay que superar modificando de alguna forma los objetos que se encuentran a disposición en el escenario. Solo podremos avanzar una vez descubierta la forma correcta. Una mecánica a la que estamos muy acostumbrados en juegos de avance de vista lateral, como pueden ser Inside o Little Nightmares, pero en este caso en escenarios completamente tridimensionales. Estos puzzles no resultan imposibles, pero pueden ser difíciles, a la vez que no te tratan de tonto y no te dan absolutamente ninguna indicación de qué es lo que tenés que hacer. De hecho, en ciertas ocasiones, casi que ni te das cuenta que estás frente a un puzzle.

El arte del juego es precioso. Tanto el diseño fotorrealista de los escenarios de época, como los toques pixel art de algunas secciones, del HUD y de los símbolos que aparecen en pantalla, nos recuerdan constantemente que estamos frente a un videojuego y esto es integrado a la trama y al gameplay de una manera fantástica. La experiencia también se toma el atrevimiento de incorporar secuencias que rozan algunas ideas que podría haber implementado David Lynch. Reminiscencias de recursos utilizados en películas como Eraserhead en cuanto a lo grotesco o Mulholland Drive en cuanto a la sensación onírica de encontrarnos ante la narrativa de un sueño, le brindan cierta oscuridad e incomodidad que parece contradecir la estética gamificada pero que encuadra perfecto con la idea un poco surrealista que pretende comunicar la obra.

Los planos, la fotografía, los colores se notan realmente pensados y cuidados. Un momento donde esto puede apreciarse más es cuando Indika se sienta en algún sitio. Sentarse no cumple ninguna función en el juego, pero habilita la posibilidad de contemplar con distintas tomas y planos, el escenario que rodea a nuestra protagonista. Y se ve realmente hermoso.  

Como dije, por momentos sorprende lo competente que resulta gráficamente. Los rostros, los interiores, la iluminación y particularmente la física de las telas, se ven particularmente realistas y con mucha calidad.

La música se integra de manera fenomenal a la oscuridad pretendida por el juego. En muchas ocasiones resulta hasta disonante respecto de la época y de lo que se está mostrando, pero esa disonancia no choca si no que marida perfectamente con la incomodidad que genera el apartado estético. Algo que también podríamos decir que tiene tintes Lynchescos.

No quiero contar mucho más ya que, como dije, la sorpresa y en ocasiones, la confusión que esta genera es parte esencial de la aventura, por lo que cuanto menos sepan, mejor.

Indika es una experiencia breve, de no más de 5 horas si no te trabás demasiado con los puzzles. No es un juego para todos, pero sí para quienes se animen a lo distinto. Es incómodo, bello, filosófico y surrealista. Una de esas experiencias que demuestran que los videojuegos pueden ser mucho más que entretenimiento: pueden ser arte que cuestiona e inquieta.

No suele estar caro en ninguna tienda, por lo que incluso si lo ponen en su lista de deseados y esperan una oferta, probablemente lo consigan muy barato.

En 2024 fue lanzado para Xbox, Playstation y PC, y ya puede reservarse una versión física para Nintendo Switch que será lanzada en breve antes de que finalice este 2025.