Un flashback en VHS

Un flashback en VHS

Distorsión y las líneas de escaneo clásicas de las viejas TVs de tubo, junto a una placa azul de “Los campeones no usan drogas” es la forma en que el último juego de Don’t Nod Montréal, Lost Records: Bloom & Rage decide darnos la bienvenida a la década del 90. 

Con obvias referencias a películas como Stand By Me (o Cuenta conmigo en Latinoamérica), algo de Super 8 y la primera temporada de Stranger Things, pero todo sucediendo una década más tarde, el juego sigue el desarrollo fugaz de la amistad de cuatro adolescentes durante un verano de 1995 en Velvet Cove, un pueblito ficticio ubicado en el estado de Michigan al borde de la frontera norte de los Estados Unidos con Canadá.

El título nos pone en la piel de Swann, una de las cuatro adolescentes protagonistas y la historia se desarrolla en dos periodos: la Swann adulta (durante la Pandemia del COVID-19), que se reencuentra con sus amigas décadas después, y la adolescente durante el verano de 1995 cuando se conocieron.

El estudio que, de la mano de los Life is Strange, fue responsable de popularizar el estilo de “elige tu propia aventura” junto a Telltale, nos trae un título con claras reminiscencias de esa franquicia, sobre todo en los temas que aborda la historia que tiene para contarnos. Adolescencia, amigos, escribir en nuestro diario, enfrentar al bully de turno y hablar con nuestro gato sobre las cosas que nos están pasando, son notas características que bañan al juego de las mismas emociones que en aquella clásica saga. Con un detalle no menor, elegir que las adolescentes protagonistas vivan en los 90´s funciona como un muy buen recurso para evitar escribir diálogos forzados que suenen como si un cuarentón se estuviera haciendo pasar por alguien mucho más joven. Acá, los escritores fueron adolescentes en aquella época y eso se nota, no solo en las líneas de diálogo, si no en todo el escenario creado para que esta historia transcurra, algo que quienes estamos cerca generacionalmente a los acontecimientos del juego podemos sentir con mucha nostalgia. 

Esta ambientación es quizás lo más destacado de un juego que no disimula su pretensión de ser nostálgico, con muchas buenas decisiones en cuanto a la banda sonora y el apartado estético, que te llevan directamente a aquellos años. Aunque con algunos errores (los personajes citan la película The Blair Witch Project, que se estrenó recién en 1999 o hay un Tamagotchi que no se comercializó en los Estados Unidos hasta 1997), las referencias noventosas son constantes y si viviste tu infancia o adolescencia durante algo de ese período, probablemente en algún lado te pegue. Además de los errores, tenemos aciertos con las claras referencias a X-Files, los Trolls y sus largas cabelleras, menciones a Pulp Fiction y la banda sonora llena de Punk y Grunge que son una piña noventosa en medio del mentón. Todo resulta en un combo que nos brinda una ambientación excepcional.

En cuanto a las mecánicas, con la primera escena del primer episodio el juego tutorializa la forma en la que llevaremos adelante los dialogos en el juego. La protagonista –Swann– adulta mantiene una conversación telefónica un poco tediosa con su madre y vas eligiendo si responder con bronca, indiferencia o amabilidad, pero a la vez, podés ir viendo distintos objetos en el escenario, e incluso manipularlos. Algunas de estas interacciones generarán más opciones de diálogo, lo que amplía notablemente las posibilidades de la conversación conforme a las acciones que vayamos realizando durante la charla. De hecho, tu mamá incluso te va a regañar por no prestarle atención y hacer otras cosas mientras hablas con ella. Esta dinámica de enriquecer las opciones de la conversación a partir de la interacción con el entorno es particularmente novedosa y le da un toque personal a la experiencia conversacional de cada jugador, según las acciones que vaya llevando adelante mientras habla con los demás personajes.

Además de los diálogos, tenemos una segunda mecánica principal que es la de filmar con nuestra cámara VHS. La vida durante la adolescencia de las protagonistas la vivimos a partir de flashbacks que nacen conforme a las conversaciones que vamos teniendo con nuestras amigas de adultas. Swann de adolescente, recibió como regalo una cámara y con ella, podremos filmar prácticamente todo lo que sucede en el juego durante los 90´s, aunque tendremos que cumplir con filmar cuestiones específicas que funcionan como objetivos para ir avanzando.

En este sentido, el juego se reduce casi a una aventura de diálogos y  búsqueda de objetos. Pero la versatilidad de la cámara, la posibilidad de ver y editar lo que filmas, le suma un plus al juego que a mi no me enganchó, pero que si te interesa la posibilidad de imitar la creación de películas amateurs, tiene un claro potencial.

Como en Life is Strange, el fuerte de Lost Records: Bloom & Rage es la narrativa y en particular, la construcción de los personajes y su entorno. Personas complejas en momentos complejos de la vida como la adolescencia, se relacionan entre sí y viven situaciones creíbles. En este caso, se suman los mismos personajes ya adultos, y la evaluación que hacen desde su actualidad, de su vida y sus decisiones de aquel momento. Todos planteos, diálogos y decisiones, en las que el jugador participa activamente. Y en esto es en lo que Don’t Nod siempre ha tenido buena mano: crear personajes creíbles y profundamente humanos.

A esto se suma el factor sobrenatural, que haciendo gala de referencias más que explícitas a Stephen King, nos hace suspender momentáneamente la credulidad y llega a sumergirnos en escenas de suspenso que rozan el terror. Esto condimenta los hechos con un misterio que mientras se mantiene como tal, funciona de forma espectacular, pero que a medida que comienza a desvelarse se va desgastando hasta opacar bastante, en mi opinión, el buen planteo que mantiene la historia durante su desarrollo.

Con una muy buena primera parte (Tape 1: Bloom) y una conclusión (Tape 2: Rage) que, entiendo, no está a la altura del desarrollo de la historia, Lost Record: Bloom & Rage es un juego que quienes disfrutaron de los primeros Life is Strange, disfrutarán sin lugar a dudas. Con algunas mecánicas nuevas que refrescan un poquito el género, un apartado técnico y estético muy disfrutable, y un desarrollo de la historia entretenido y atrapante, quienes gozan de las buenas aventuras narrativas van a encontrarse con una experiencia satisfactoria, que decae hacia su conclusión, pero que se siente muy bien durante el recorrido.